Cocaína y crack
La cocaína es un polvo cristalino blanco fabricado a partir de hojas secas de la planta de coca. El crack, que recibe su nombre por el ruido que produce al calentarse, se hace a partir de la cocaína. Luce como bolitas blancas o color habano.
Nombres comunes: Coca, nieve, polvo, blanca
Nombres comunes: cocaína "crack" o cocinada
Cómo se consume: La cocaína se inhala por la nariz o se inyecta. El crack se fuma.
Efectos y riesgos:
La cocaína remece el sistema nervioso central, proporcionando a los que la consumen una sensación intensa y rápida de poder y energía. El efecto estimulante tras inhalarla dura entre 15 y 30 minutos; al fumarla, el efecto dura entre 5 y 10 minutos.
La cocaína eleva también la frecuencia cardiaca, aumenta la respiración, la presión arterial y la temperatura corporal.
Inyectarte cocaína puede hacer que te contagies de hepatitis o SIDA si compartes agujas con otros adictos. Inhalarla también puede hacer que se forme un orificio en el revestimiento interno de la nariz.
Los que consumen cocaína y crack por primera vez - aún los adolescentes - pueden sufrir ataques cardiacos fatales o experimentar insuficiencia respiratoria. El uso de cualquiera de estas drogas, incluso una vez, puede matarte.
Adicción: Estas drogas son altamente adictivas y como resultado, la droga y no quien la usa, es quien manda. Incluso después de consumirla, la cocaína y el crack pueden crear ansias físicas y psicológicas que hacen muy difícil que se puedan dejar de consumir.
Depresores
Los depresores, como los tranquilizantes y los barbitúricos, calman los nervios y relajan los músculos. Están disponibles legalmente con receta (como el Valium y el Xanax) y vienen en cápsulas o comprimidos con colores brillantes.
Nombres comunes: depresores, pastillas para dormir
Cómo se consumen: Los depresores se ingieren.
Efectos y riesgos:
Cuando se utilizan del modo que ha indicado el médico y se toman en la dosis correcta, los depresores pueden ayudar a una persona a sentirse calma y a reducir sus sentimientos de ira.
Las dosis más elevadas pueden causar confusión, dificultad para hablar, falta de coordinación y temblores.
Las dosis muy grandes pueden causar insuficiencia respiratoria y causar la muerte.
Los depresores no deberían mezclarse nunca con alcohol -esta combinación aumenta en gran medida el riesgo de sobredosis y muerte.
Adicción: Los depresores pueden causar tanto dependencia física como psicológica.
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